Creíamos que las emociones se reflejaban en nuestro corazón y en nuestras vísceras, después supimos que eran una serie de reacciones bioquímicas provocadas en nuestro cerebro.

Sin embargo en la actualidad estamos regresando a observar y estudiar ese órgano extenso y algunas veces poco valorado que es el intestino, lo estamos reconociendo como un intestino de emociones ya que ahí sentimos y también somatizamos el coraje, la emoción, el miedo, el estrés, etc. No estamos muy lejos de la realidad cuando decimos que sentimos "maripositas en el estómago" o " una patada en el hígado", es real, las emociones las percibimos en el abdomen, nuestro intestino sufre una alteración en el movimiento debido a una secreción de sustancias vasoconstrictoras, pero cuando tenemos emociones mantenidas vamos alterando estas secreciones y este movimiento de una forma lenta, lo que primero se ve afectado es nuestra función intestinal predisponiéndonos a diferentes patologías como el síndrome de colon irritable, colitis, estreñimiento, constipación, etc. Pero no sólo es lo que sentimos, sino que también tiene una memoria y puede llegar a ser autónomo ya que es generador de reacciones nerviosas a través de una producción de sustancias neurotransmisoras. En la actualidad se tienen ubicados más de 30 neurotransmisores diferentes producidos a nivel intestinal, lo que hace al intestino un vasto almacén de sustancias que puede llegar a ser tan importante como el cerebro. Por lo que si este sistema está descompensado, el intestino es capaz de llegar a sufrir sus propias psiconeurosis.

En nuestro intestino existen también células nerviosas al igual que en nuestro cerebro, generadoras de reacciones y de sustancias que están en una continúa comunicación, siendo mayor el flujo de comunicación de intestino a cerebro; a este conjunto de nervios intestinales se le llama Sistema Nervioso Entérico, que es el encargado de mantener las condiciones físicas en el intestino (presión, volumen, temperatura, ph) para mantener el proceso de digestión y la subsistencia de la microbiota intestinal a través de controlar el movimiento peristáltico, teniendo así un papel importante en la respuesta inmunológica debido a las células glía que también se encuentran en el cerebro intestinal.

El SNE es un complicado sistema compensador que regula la digestión y secreción de sustancias a través de los sensores del azúcar, proteínas, grasas y acidez para llevar un ritmo coordinado y natural. Cuando sentimos más "antojo" por cierto tipo de alimento como los carbohidratos, los dulces, carnes etc., es para la producción de sustancias como la serotonina, dopaminas, ácido glutámico, entre otras, que actuarán en el sistema nervioso; el 90% de estas sustancias están trabajando a nivel intestinal con el objetivo de mantener un equilibrio en el flujo eléctrico nervioso, lo que le otorga al intestino ser un sistema de integración y transformación de sustancias, alimentos y energía e interfiere en otros sistemas como el hormonal y circulatório, por lo que el mantenimiento de la función intestinal es básico para lograr un estado de salud.

En BiO4 se ha investigado a fondo estas nuevas doctrinas como lo es la neurogastroenterología, apoyando esto se desarrolla el paquete CONGRUENCIA (BIO.CON, BIO.GRU, BIO.EN, BIO.CIA) que es la clave de cómo mantener y ayudar a equilibrar el sistema intestinal, nervioso, hormonal, muscular y circulatorio.

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